Brindo por los caminos
pasados que jamás volverán a ser pisados por mis pies
Brindo por las almas
olvidadas en los cementerios de mi imaginación
Brindo por las lágrimas de
lava roja que brotaron alguna vez de los ríos más fríos de mi existencia
Brindo por la música que
nadie oye porque carece de presencia mortal
Brindo por las espadas que
sirven a las dulces Ginebras de algunos pobres desdichados que son decapitados
por ello
Brindo por aquellas plumas
que tiñen de rojo las hojas blancas de la desesperación
Brindo por los anhelos de
los poetas muertos y enterrados con sus versos no escritos pero si soñados
Brindo por los amaneceres
oscuros, por las lunas rojas y por los cielos turquesa que dan paso a los mares
encabritados
Brindo por las brisas que
son como susurros para los amantes que desaparecen con el sol
Brindo por los susurros de
los amantes que son como brisas en una tormenta que jamás existió y se los
tragó
Brindo por aquellas
canciones que hacen que los oídos vean la poesía y los ojos escuchen la melodía
Brindo por los parpados que
se cierran para que pueda soñarte
Brindo por el espacio y el
tiempo en el que no existo porque es cuando soy más real
Brindo por las tempestades
que nacen en mi alma para ser depositadas en la nieve blanca que tanto temor le
tenemos los trovadores
Brindo por las cruces que
representan mi castigo y mi resurrección, aquellas que me hacen apretar los
puños y sangrar por mis manos
Dejo el cáliz sobre la mesa
exhausto de tanto brindis, borracho en mis palabras derramo la ultima gota de
mis ojos sin poder decir el porqué. La canción que se repite en mi cabeza no
deja que pare de escribir, la sensación es tan intensa que puedo soñar
despierto y vivir en la oscuridad del sueño porque en él hay más luz que nunca.
Sabiendo que no se repetirá más. El ritmo martillea mi ser, mi mano sigue ese
ritmo. Brindo una vez más por ello. Debajo del cielo rojo, rojo de sangre, si,
una vez más mi sangre, como antaño, como en tiempos pasados de luz negra en
donde residía mi alma. La siento, la veo, la energía en mi interior y mis dedos
marchan a su compás.
Cuando el tren se detenga, bajaré y te marcharás. Las
estaciones no tienen sentido sin una despedida, no la hubo ni la habrá. Ni tan
siquiera tuvimos la oportunidad de crear una estación..."que hacemos
aquí?" me susurró un día una joven Hada de bellos colores y alas
transparentes.... no hay respuestas para unas preguntas que no existieron. Y si
las hay, dolerán sus respuestas. Cuando el silencio se apodera de un bosque,
los árboles dejan de hacer ruido al caer, si uno mismo no se pone del lado del
ruido, este no existe. Y los gritos se desvanecen sin ser oídos, los párpados
pesan y dejan paso a la oscuridad, esa tan querida por los jóvenes poetas o al
menos eso decía un viejo escritor de poemas y relatos junto a su cáliz lleno de
brindis
Ya
lo vislumbro, allí está, empieza el reguero de granitos de arena....poco a
poco....un mar de dunas secas, cálidas, el desierto renace. Allí dejé unos
pasos, debería irlos a buscar, porque creo que mis pies encajarían a la
perfección en esas huellas de otros tiempos pasados ni mejores ni peores
simplemente muertosCódigo: 1504193884915
Fecha 19-abr-2015 22:51 UTC
Licencia: Todos los derechos reservados
Dios cuanto sufre...��
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