Portada de mi libro

Portada de mi libro
Diseño Alfredo Viguer

Nuevo Libro

Nuevo Libro
Portada Alfredo Viguer

Accede a mi libro

Clicando en el enlace podrás descargarlo gratuitamente o bien comprarlo. Para latinoamérica también, aunque no para todos los paises. Gracias

Seguidores

miércoles, 24 de marzo de 2010

CASTILLO DE PLATA

En aquel castillo hay un alma. Está construido encima de una montaña, llamada Ilusión. Tiene árboles frondosos, pero una campana a veces los quema. Los animales viven en perfecta armonía, sólo turba su paz cuando un viejo arquero hace puntería con su arma. Los pajarillos anidan en los árboles quemados. ¿Qué diferencia hay entre los que están quemados a los que no?, vida y muerte, alegría y tristeza, tu y yo.
En esa montaña hay un río verde, que bello, su fondo está repleto de esmeraldas. Coger no se pueden, ¿por qué?. Ese río guarda un secreto, ¿cual?, el siguiente:
Cuenta la historia, qué un incrédulo no creía que el agua del río convertía a las personas en esmeraldas. Decía que era imposible que el agua fresca convirtiese a un hombre en una piedra preciosa. Para demostrar su incredulidad tocó el agua con su pie. Cuanta razón tenía, no se transformó en una esmeralda, pero si en seis. ¿Por qué el rio está repleto de ellas?, fácil respuesta, la gente al ver un puñado de esmeraldas se lanzaron de cabeza a por ellas. Fueron tantos lo que lo intentaron que el fondo de aquel río creció, y aún crece porque lo siguen intentando.
¿Pero y aquel castillo con su alma?. En lo más alto de la montaña hay un precioso castillo. Tiene ocho torres, las dos de entrada son doradas, le siguen otras de color rojo, precedidas por otro par de color plateado, luego otras de color azul como el hielo, las últimas son transparentes. Las murallas tienen todos los colores, estos hacen millones de formas, las cuales se van moviendo. Dentro de ellas encontramos un gran jardín y en medio de él un palacio de hielo y cristal.
En el jardín se aprecian todas las clases de plantas, flores y árboles que tenemos constancia de su existencia en este mundo. Las que están tocando a la muralla son las más bellas, se pueden ver rosas, violetas, margaritas, claveles, gladiolos, solo por nombrar algunas. Conforme nos adentramos se ve el endurecimiento del jardín. Plantas carnívoras, asesinas, no de insectos sino de hombres. Zarzas envenenadas, plantas sin color pero visibles. El palacio está rodeado por redes de espinas, imposible de entrar, quiénes lo han intentado, jamás lo han conseguido. Todos perecen, en las puertas de la muralla o junto a las flores bellas, nunca llegan al palacio.
¿Quién hay en el castillo?, un alma sin cuerpo. Que terrible pesar pues no es el alma de un filósofo. Se le ve triste, quiere un cuerpo. Su vida, es vivir ene. Castillo, pero ¿y como es el mundo?. No lo sabe. Busca y busca un cuerpo día y noche. Durante semanas, meses, años, no tiene edad. Quizás una docena de milenios sea su edad. A cada instante de su vida etérea piensa si no será un castigo divino. Busca dentro de su castillo un cuerpo con el poder ver el mundo. Los pasillos del castillo tienen tantas puertas y detrás de ellas hay habitaciones o más pasillos y algunos secretos, que diez veces el número de habitaciones de la tierra hay en esos pasillos. ¿Imposible salir! Como deseaba que alguien pudiese entrar. Pero era una meta dificilísima.
Pero un día, el milagro sucedió y alguien atravesó el jardín asesino. ¿Cómo, con que armas?, simplemente caminó sobre él, desnudo y cantando. El cielo se abrió y del castillo una lengua de fuego lo recogió. Un gorrión avisó a su señor: “!No puede ser, un hombre lo ha conseguido!, quiero verle, hablarle, que pase, ¡rápido!.” Miles de gorriones y otros pájaros fueron en busca del viajero. Lo agarraron con sus patitas suaves como la seda y lo llevaron ante el alma. -¿Quién eres?, intrépido mortal.
-Soy un poeta, soy un trovador o un ave volador, un caminante que busca la soledad, la compañía de una soledad; o quizás busque algo que no sea la soledad, no lo sé. Por eso he venido a tu Castillo.
-¿Quieres vivir aquí, solo?, ¿no te importa no ver el mundo?.
-Que más me da, al menos esto es bello, aquí podré cantar, soñar e incluso volar. No pido nada más, sólo pluma y hojas para escribir. Toma mi cuerpo. Mátame y así podré empezar a vivir.
-Rodeado estarás de brisas cálidas, a veces frías que te cortarán en mil pedazos, aún siendo un alma sin cuerpo, ¿eso quieres?.
-Si en mil trozos me despedaza, en mil lugares podré estar. Mil relatos podré componer. Mil historias sabré.
-¿Es que buscas la soledad eterna?
-Sí, soledad tranquila, o quizás no quiera estar solo.
-¡Pero aquí lo estarás!
-Quien sabe, este castillo es infinito, buscaré. Solo en el mundo estaba, esto no puede ser peor, sino, moriré.
-Veo en tus ojos gotas de mar, que ocurre.
-Deseo encontrar.
-Lo que has perdido.
-No, lo que nunca he tenido.
-¿Qué es?
-Una respuesta, una canción, una guitarra, un ave, un amigo, un vaso de veneno, un beso, una hora tranquila, sangre en mi pecho, un susurro, una flor, un reencuentro, una paloma, un libro, unas hojas, una pluma y una historia, sinceridad, un suspiro….-cinco años después-…un mar, un castillo, un…
-Vale, vale me hago una idea, te comprendo, realmente has venido al lugar idoneo para ti. Mi castillo es tuyo, ahora lo puedes tachar de tu lista, una cosa menos que buscar.
-¿Y tu para que quieres un cuerpo?
-Quiero ver el mundo, quiero encontrar lo único que no he tenido nunca, vida. Sí, quiero nacer.
-Pero mi cuerpo no es el de un recién nacido, no nacerás del vientre de una madres, no oirás los gritos de dolor de una mujer dando a luz.
-Da lo mismo, es como si naciera, vivir es mi sueño.
-¿Aquí no vivías?, ¿no eras feliz?
-No, aquí he buscado todo lo que quería como tu ahora, lo he ido encontrando y solo me falta una cosa, un cuerpo y así ver lo que has visto tu. ¡Dámelo ya!, sin falta, sin más demora. Por favor mi emoción es tan grande que quizás funda el hielo, dame tus manos.
Así lo hicieron, se cogieron de las manos, uno etéreas, el otro de carne y huesos, poco a poco el cambio se fue haciendo patente. El pecho del viajero se abrió un poco y de allí salía un humo denso que iba moldeando una forma de hombre por llamarlo de alguna manera, una sombra se posó al lado del alma del castillo que se deformaba, dejo de tener forma humana, ahora él era de humo espeso, se iba colando por la brecha pectoral del cuerpo sin vida, inerte, una vez dentro el cuerpo recobró la conciencia, el oxigeno llenó los pulmones y al fin se movió. Aquel cuerpo pasó a tener un alma nueva. –Aleluya, estoy vivo, adiós mundo irreal y muerto, me voy. ¡Adiós Alma sin cuerpo, ahí te pudras!. ¡Libre!.
-Si, si, eso te crees. Buscaré, crearé y un alma libre seré. Quizás no encuentre todo lo que yo deseo, pero en eso consiste vivir, llegar a la muerte desnudo y dispuesto a ser un alma en un castillo de hielo y cristal.
¿Qué fue del alma con cuerpo?, se dio cuenta que en el mundo él no era nada. Un trozo de carne, ni siquiera sabía cantar, no era poeta ni trovador. Intentó llegar a su antigua residencia. Sí, al Castillo, pero no llegó ni a la puerta. Murió desangrado sin tan siquiera ver la puerta dorada de lo que fue su Castillo. ¿Quién era más feliz?, el que día tras día buscaba algo que le mantenía con vida o aquel que cuando encontró lo que buscaba murió por volver a buscar lo que había perdido, su vida. Creo que ninguno de los dos, buscar, crear es tan difícil que a veces la muerte es un lecho de rosas y encontrar algo que creemos que es lo que buscábamos, puede ser erróneo y la muerte puede ser un lecho de jazmines. Eso sí, ser un poeta y un trovador desnudo puede ser un suspiro, aunque se sangre por ojos, venas y pecho.