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viernes, 20 de noviembre de 2015

Manchas


Manchas.

Por toda la piel de la humanidad.

En mi piel.

Por mucha agua que derramemos siempre estarán allí, manchas.

Malditas, impregnando ese olor a podrido que el paso del tiempo lo agraba más.

Remordimientos de ayer que se olvidaran mañana,

el hoy no existe, para qué,

si jamás lo vamos alcanzar.

Es mejor pensar en el mañana, así no nos preocupamos del presente,

eso se lo dejamos a otros,

a títeres y marionetas,

a los señores de los hilos,

a dioses,

a credos,

a libros sin tinta, sin vida.

Creciones sin sentido que nos autodestruyen por los siglos de los siglos amén.

Subyugados por el peso de la cruz de madera

que el tiempo carcomió pero que insisten en que llevemos aún en nuestros hombros.

Subyugados por el temor a morir solos

Subyugados por el temor a no poder abrir la puerta a la eternidad

Subyugados por el temor a que esto sea el fin

sin disfrutar de lo que no nos dejan tener, presente.

Si mirásemos atentamente lo que en nuestras manos podemos sostener

seríamos más felices,

mañana será otro día.

No existe, el hoy, no existe.

Ni mañana, porque será hoy.

Juegos de ricos que lloran lo pobres.

Sangre negra recorren los bosques verdes,

los mares azules,

los cielos rojos,

los desiertos marrones,

manchas.

Miramos atrás, siempre tarde.

Recordamos los tiempos, siempre tarde.

Miramos y recordamos, construyendo el futuro,

con el odio del pasado.

Manchas grandes, manchas pequeñas, demasiadas.

En el juego del poder hay muchas.

Cada una tenía un alma,

cada una tenía un anhelo,

cada una tenía...

Un nombre

miércoles, 17 de junio de 2015

Cuando...


Cuando el aire se embrutece....

Cuando el sol deja de brillar...

Cuando la mar se mezcla con las lágrimas...

Cuando la luna desaparece detrás de una nube...

Cuando los párpados dejan pasar la luz de la vida....

Cuando se oprime el pecho hasta sangrar...

Cuando el alma reza por salir libre...

Cuando el frío se apodera de nuestra piel...

Cuando la impotencia se apodera de nuestra mente...

Cuando los suspiros arden al salir de nuestro pecho...

Cuando las manos llenas de barro dejan de escarbar...

Cuando los pinceles pierden su plumaje...

Cuando las palabras carecen de sentido...

Cuando las pesadillas rasgan las vestiduras...

Cuando las batallas llegan a nuestras orillas...

 

Solo entonces una canción nos debe acompañar

para volver a pensar...

para volver a luchar...

para levantarnos y volver a crear....

Solo así respiraremos aire puro...

con la brisa de nuestros suspiros...

Nuestro pecho sano se inflará y el alma soñará...

Le cantaremos a la luna y nos calentaremos con el sol...

el frío será solo una blues de melancolía..

Abriremos los párpados para ver la mar encabritada que amamos...

Desterraremos la impotencia que nos ata las manos...

que usaremos para coger los pinceles y las palabras...

y crearemos un sueño dejando atrás la pesadilla...

porque así ganaremos esa batalla

que un día nos amenazó...

Solo entonces nos abrazaremos en un camino que irá más allá del horizonte...

 

viernes, 8 de mayo de 2015

Deseo



Mirándome en el espejo, veo el reflejo de tus ojos observándome.
La sensación de que alguien te vea, es bella.
Acostumbrado a que te atraviesen las flechas de los ojos que no ven.
Guardo el recuerdo de tu alma posándose en la mía.
La música vuelve a tener sentido.
Las notas danzan desnudas sobre mi piel y la sangre corre por las hojas de papel blancas. Historias sin sentido que cobran vida cuando menos te lo esperas, el destino es caprichoso, me juré y me canté que no existiría, que sería yo el que lo fuera dibujando en un lienzo virgen. Que sería mi corazón y mi alma que aunarían esfuerzos por ir creando trazos que poco a poco cobrasen vida.
Pero él corre rápido, llevado por el viento y por el oleaje encabritado, galopa sobre un caballo blanco, alado y semidivino.
No pude atraparlo, no supe comprenderlo, me dejé ganar en la recta final y me adelantó.
Ahora no me queda más remedio que dejarme llevar por el paso del tiempo, controlado por él. Esperar. Sudar los segundos que se me clavan como las espinas de una rosa moribunda que se aferra a la vida inútilmente, morir le queda.
Oigo reír a las musas que me acompañan.
Mi pluma reseca, sabe que la sangre derramada no miente, gota a gota creará un camino que no debo, que no puedo. Quiero.
Al deseo se le caen los pétalos dejando ese aroma en el aire tan solo un segundo....
Cerrando los ojos todo es más fácil, caen los párpados y me pierdo entre los brazos de Morfeo y así reírme yo de las musas y escribir lo que sueño, no lo que veo, galopar con el alado y blanco caballo, por encima de las olas que dibujarán una silueta y gritar, gritar contra viento y marea: "ya voy"... y así dejarme llevar por aquel deseo, abrazarte.
Abandonar la prudencia del mundo real.
Olvidar los laberintos del miedo.
Las pirámides de los temores.
Abrir los pulmones bajo el océano y respirar, ya habrá tiempo para dormir eternamente.
 Danzar bajo el manto nocturno, respirando te tu aliento sin pensar que mas tarde despertaré en mi mundo.
El desierto poblará mis pies húmedos, mojados por mi propio llanto. Pero pronto se secarán, el calor consumirá gota a gota las que paseaban por ellos.
Caminaré bajo el sello de la estupidez, esa que es innata de los despiertos, de la mía. Porqué seguiré adelante sin mirar atrás para no cruzarme con tus ojos de gacela. Y así rehusar tu invitación.
Porque iré


Código:1505084041349
Fecha08-may-2015,10:05UTC
Licencia: All rights reserved

miércoles, 15 de abril de 2015

Brindo por...



Brindo por los caminos pasados que jamás volverán a ser pisados por mis pies
Brindo por las almas olvidadas en los cementerios de mi imaginación
Brindo por las lágrimas de lava roja que brotaron alguna vez de los ríos más fríos de mi existencia
Brindo por la música que nadie oye porque carece de presencia mortal
Brindo por las espadas que sirven a las dulces Ginebras de algunos pobres desdichados que son decapitados por ello
Brindo por aquellas plumas que tiñen de rojo las hojas blancas de la desesperación
Brindo por los anhelos de los poetas muertos y enterrados con sus versos no escritos pero si soñados
Brindo por los amaneceres oscuros, por las lunas rojas y por los cielos turquesa que dan paso a los mares encabritados
Brindo por las almas que un día existieron y pasaron sin más porque un pobre poeta dejó de escribir
Brindo por las brisas que son como susurros para los amantes que desaparecen con el sol
Brindo por los susurros de los amantes que son como brisas en una tormenta que jamás existió y se los tragó
Brindo por aquellas canciones que hacen que los oídos vean la poesía y los ojos escuchen la melodía
Brindo por los parpados que se cierran para que pueda soñarte
Brindo por el espacio y el tiempo en el que no existo porque es cuando soy más real
Brindo por las tempestades que nacen en mi alma para ser depositadas en la nieve blanca que tanto temor le tenemos los trovadores
Brindo por las cruces que representan mi castigo y mi resurrección, aquellas que me hacen apretar los puños y sangrar por mis manos

Dejo el cáliz sobre la mesa exhausto de tanto brindis, borracho en mis palabras derramo la ultima gota de mis ojos sin poder decir el porqué. La canción que se repite en mi cabeza no deja que pare de escribir, la sensación es tan intensa que puedo soñar despierto y vivir en la oscuridad del sueño porque en él hay más luz que nunca. Sabiendo que no se repetirá más. El ritmo martillea mi ser, mi mano sigue ese ritmo. Brindo una vez más por ello. Debajo del cielo rojo, rojo de sangre, si, una vez más mi sangre, como antaño, como en tiempos pasados de luz negra en donde residía mi alma. La siento, la veo, la energía en mi interior y mis dedos marchan a su compás. 
Cuando el tren se detenga, bajaré y te marcharás. Las estaciones no tienen sentido sin una despedida, no la hubo ni la habrá. Ni tan siquiera tuvimos la oportunidad de crear una estación..."que hacemos aquí?" me susurró un día una joven Hada de bellos colores y alas transparentes.... no hay respuestas para unas preguntas que no existieron. Y si las hay, dolerán sus respuestas. Cuando el silencio se apodera de un bosque, los árboles dejan de hacer ruido al caer, si uno mismo no se pone del lado del ruido, este no existe. Y los gritos se desvanecen sin ser oídos, los párpados pesan y dejan paso a la oscuridad, esa tan querida por los jóvenes poetas o al menos eso decía un viejo escritor de poemas y relatos junto a su cáliz lleno de brindis
 
Ya lo vislumbro, allí está, empieza el reguero de granitos de arena....poco a poco....un mar de dunas secas, cálidas, el desierto renace. Allí dejé unos pasos, debería irlos a buscar, porque creo que mis pies encajarían a la perfección en esas huellas de otros tiempos pasados ni mejores ni peores simplemente muertos




Código: 1504193884915
Fecha 19-abr-2015 22:51 UTC
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