El sonido de su revoloteo suena en mi corazón como campanillas celestiales.
Sus movimientos rápidos y sensuales me ciegan de día me enamoran de noche.
Su sonrisa abre de par en par mi alma cautiva pero no la libera.
Sus ojos me lanzan dardos envenenados que devoran mi pecho.
El parpadeo de su mirada me envuelve con una brisa cálida de primavera.
Sus curvas me llevan a los abismos más profundos de mi ser.
Su pelo recoge los rayos de sol más brillantes y me queman las pupilas.
Su piel suave como el terciopelo se escapa de mis dedos.
Sus labios cálidos me lanzan besos helados.
Su respiración hace levitar unos susurros que mueren con el alba.
Mis suspiros prenden fuego a mi triste alma y golpean a mi desdichado corazón.
Una vez más reclamo un sonido de mi dulce Hada, pero ella impasible a mi pesar huye por la ventana de mi habitación, revolotea rápido y se escabulle de entre mis dedos. Dedos que jamás han llegado a tocar a tan bella dama. Día tras día me juro que le cortaré esas malditas alas para poder tenerla entre mis manos, así poder rodearla con mis brazos y notar el latido de su corazón, acariciarla con mis labios...
Una vez más reclamo un beso de mi dulce Hada, pero ella ausente de mi mundo huye por la ventana de mi casa, revolotea rápido y vive en el cielo de la noche estrellada. Noche tras noche me juro que jamás podré cortar esas malditas alas, porque sin ellas todo carecería de sentido y mi dulce Hada moriría y yo con ella...
Día y noche contemplo esa ventana a la espera de oír ese revoloteo que llena mi alma y vacía mi corazón. Día y noche sueño con la alas de mi Hada.....
da.